Resulta que todo empezó en Egipto, 3000 años antes del nacimiento de Cristo. En aquellos tiempos, los egipcios, grandes creyentes en la vida después de la muerte, embalsamaban los cadáveres de sus seres queridos como una manera de preservarlos en el largo viaje que les esperaba hasta el más allá. En el proceso de embalsamamiento se utilizaba, entre otras sustancias, una resina que extraían de un árbol oriental, el ámbar líquido. Y es que el estireno es una molécula que se encuentra de forma natural en dicha resina y también en muchos alimentos como la canela, el café, el trigo, la avena y las fresas.
En el año 1839, el boticario alemán Eduard Simón logró aislar la sustancia de la resina natural, sin saber qué había descubierto.
Muchos años después, en 1876, un científico inglés tuvo la idea de destilar la resina de ámbar líquido para extraer un fluido al que denominó Styrax. Este material fue utilizado durante años como un estimulante de las vías respiratorias.
En 1922, el químico orgánico Hermann Staudinger, también alemán, publicó sus teorías sobre los polímeros, en las que afirmaba que los cauchos naturales estaban formados por largas cadenas repetitivas de monómeros, cosa que los dotaba de su elasticidad. Señalaba también que los materiales fabricados mediante el tratamiento térmico del estireno tenían cualidades similares al caucho. Eso lo llevó a descubrir los polímeros de alto peso molecular, entre ellos el poliestireno. Y, en 1953, sus investigaciones le valieron el Premio Nobel de Química.
En el año 1930, la empresa química alemana BASF desarrolló la manera de fabricar gránulos de poliestireno para su comercialización. Luego, en 1937, Dow Chemical inventó el poliestireno espumado extrusionado, y comercializó los primeros productos de este material en el mercado estadounidense.
Y, finalmente, llegamos a 1951, cuando BASF desarrolló y patentó el poliestireno expandible que hoy se conoce como EPS, entonces bajo la marca comercial Styropor®.
Nació así un nuevo Polímero que desarrolló una enorme industria, expandiéndose rápidamente por todo el mundo, hasta llegar a Colombia a finales de los años sesenta. Puede ser un mito o realidad, no lo sabemos; supuestamente, el primero en introducir el Poliestireno Expandible Icopor en Colombia fue la INDUSTRIA COLOMBIANA DE POROSOS, de la cual no se tiene referencia alguna en la actualidad.
Hablando de los pioneros del Icopor en Colombia que sí podemos referenciar, recordamos a grandes empresarios, a los que les tocó hacer la introducción de los diferentes productos de Icopor en el mercado colombiano.
Los primeros en desarrollar la polimerización del Estireno Monómero y obtener Poliestireno Expandible fueron los señores Valentín Magallanes y un señor de apellido Buzeta, del cual se me escapa el nombre. Estos ciudadanos, de origen chileno, se establecieron en Cajicá, creando la empresa Poliexpandibles a mediados o finales de los años setenta, gerenciada por mucho tiempo por el doctor Mario Patiño, colombiano, hombre con una gran visión.
Después, a principios o mediados de los ochenta, Don Julio De Castro, con Formaplac, también logró montar sus reactores para polimerizar el Estireno, logrando tener mucho éxito en su tiempo. Sobresalen también los transformadores pioneros Don Campo Elías Mora, con Espumapor en Bogotá, y unos años más tarde Rodrigo Rojas (QEPD), con Tecnopor en Cali, y Óscar Echeverry, con Palmipor en Palmira. Poco después, se destacan los hermanos Norberto Casas y Dairo Casas, con plantas en Medellín —Frigopor— y Barranquilla —Icopor del Caribe—. También, para ese entonces, Don Ignacio Escobar en Medellín con Indupor y, por supuesto, Don Álvaro Uribe Agudelo con Isopor en Manizales.
Luis Barbosa
Miembro de Junta Directiva.